Durante los últimos meses, sobre todo en las semanas previas a las elecciones, hemos podido disfrutar, sorprendernos y hartarnos de todo el despliegue político de nuestros candidatos. Esto forma parte de nuestras reglas democráticas y mediáticas y más o menos lo tenemos asumido. Nuestros políticos han ejercido como tales, es decir han prometido, han despreciado al contrario, han hecho repaso de todas sus acertadas gestiones unos, otros han tratado de ningunearlas, han inaugurado y se han enfrentado en buena lid por conseguir nuestros votos. Cada partido y cada persona han utilizado sus mejores armas, la oratoria más fina, la palabra y el gesto convincente y su compromiso por todo lo que habrá que hacer de ahí, desde el voto, en adelante.
Bien, pues ahí, precisamente, es desde donde tenemos que empezar a trabajar. Los ganadores dejarán de ser políticos para ser, además, gobernantes. Pero con eso sólo no nos vale. Necesitamos que los que gobiernen gestionen y que lo hagan lo antes posible para que sus políticas fructifiquen.
No sé muy bien por qué se dice que hay medidas que son impopulares y justamente esas medidas son las que, muchas veces, son las únicas que se pueden tomar. Lo impopular, señores míos, es no hacer lo que hay que hacer para que las aguas vuelvan a su cauce. Transmitamos de nuevo confianza al dinero del inversor (que ahora mismo está muerto de miedo), con ello activemos de nuevo la economía y generemos el deseado dorado del empleo con la máxima cantidad y calidad que sea posible.
Lo que pretendo decir es que, sean populares o impopulares, no los partidos, sino las políticas, lo que como sociedad queremos es que nuestros gobernantes se pongan a trabajar más antes que después. Muchas personas me comentaban, antes de las elecciones, lo siguiente: “Claro, entre ponte bien y estate quieto se nos pasa junio, luego vienen julio y agosto que son “inhábiles” y hasta mediados de septiembre u octubre no empezarán a actuar las diferentes consejerías y ayuntamientos.” Esto no nos puede pasar; cada día va a ser importantísimo para conseguir que entre todos salgamos adelante. Necesitamos de buenos gestores y que gobernantes y no gobernantes (ganadores y perdedores) se pongan de acuerdo para empujar todos a la vez y en la misma dirección.
Señores gobernantes, nos tienen que gestionar la reactivación económica, el impulso para que los que no tienen un empleo se formen adecuadamente en capacidades que hoy demanda el mercado, no las que demandaba hace cinco años; necesitamos que se activen políticas que incentiven la inversión; necesitamos que se reajusten todas las empresas públicas que no tienen sentido, o las partes sin sentido de esas empresas; necesitamos propuestas para que en las próximas elecciones se pueda ajustar el número de ayuntamientos en Cantabria para eliminar puestos duplicados que se puedan gestionar de modo más racional; necesitamos que todos los gastos superfluos de todas las administraciones públicas, sean del tipo que sean, se ajusten a lo necesario y adecuado a los tiempos que vivimos, no a los que hemos vivido; necesitamos que toda la inversión pública se active lo antes posible, con todos los rigores pero sin todos los frenos políticos habituales por un “quítame allá estas pajas”; necesitamos que quienes nos gobiernan nos trasmitan toda la credibilidad y honestidad de que su desempeño es con vocación de servicio a los demás sin otro tipo de intereses y también necesitamos que los que formamos parte de la sociedad civil seamos conscientes de que debemos trabajar más y mejor por conseguir cambiar la inercia que llevamos en los últimos años, exigiéndonos unos a otros lo mejor de nosotros mismos.
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